Hace unos días me preguntaba un conocido, aprovechando el coincidir en un acto público, sobre nuestra forma de trabajar con empresas de publicidad. Le expliqué que se basaba en tres puntos…
El primero, el servir de asesores técnicos gracias a nuestra amplia experiencia en materiales, acabados, procesos, calidades, pero además por disponer de equipo gráfico donde revisar, corregir y apoyar a las agencias para que surjan las menores incidencias posibles.
El segundo, el asegurar plazos de entrega y precios transparentes, en toda la geografía nacional, con los gastos de envío incluidos.
Obviamente unos precios muy económicos que permiten planificar y de nuevo preparar campañas con una tranquilidad que vale su peso en oro en un mercado en el que trabajar bajo presión es el pan de cada día.
El tercero, que es consecuencia de ambos primeros, es responder y dar garantías y seguridad en una época en que resulta complejo prever, asegurar, simplificar, vamos, todo un poco.
Así, nuestro proceso de trabajo que proporciona un presupuesto al instante, y tras un primer contacto un plan de trabajo, un plazo de entrega que cumplimos a rajatabla y todas las garantías de calidad y revisión de cada trabajo hacen que sigamos fieles a nuestros clientes y ellos a nosotros.
Y esa es quizá la gran diferencia.
En esta época, el tejido empresarial, más débil quizá necesite más acercamiento, una especie de sinergia y mayor empatía.
En general la sensación de que hay que arrimar el hombro y en la medida de las posibilidades de cada uno, facilitar en todo lo que se pueda las cosas a los demás.
Sentido primero de lo que es un servicio, pero visto de un modo real y sincero.
Todo esto quizá sueñe muy navideño, pero igual es lo que necesitamos oír ahora.
Por ello os deseo, trabajo y empatía, y saludo, que ese no varía pase lo que pase.