Os proponemos estas sencillas pautas para ralentizar la actividad de cara a verano sin tampoco generar pérdidas.
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Autónomos
En el caso de los autónomos, tomar vacaciones supone paralizar la actividad durante ese tiempo. Por ello y para evitar que suponga un trauma en la actividad hay que prever el antes y el después:
Para el antes, organizamos el planning de tal forma que aproximadamente una semana antes de tomar un descanso no tengamos nada previsto. Nada es no comprometerse con clientes para esa semana. Y entretanto cerrar los proyectos y encargos en curso. Esa semana de margen será para atender atrasos, compromisos inesperados y así no «morder» en el tiempo de vacaciones. Si sobra tiempo, que ya verás que no, siempre tienes la posibilidad de preparar una pequeña campaña publicitaria para tu regreso…
Para el después, Realizaremos una campaña de mailing para avisar del tiempo de cierre y aprovechar para ofrecer nuestros servicios con energía e ímpetu renovados de cara a la vuelta, así matamos dos pájaros de un tiro recordando a clientes inactivos que existimos. La campaña publicitaria que comentamos en el párrafo anterior tampoco vendrá mal, si no hemos podido llenar la agenda de cara a la vuelta habrá que poner toda la carne en el asador. Por otro lado, la vuelta de vacaciones es un perfecto momento para dedicar unos días a la organización, ordenación, y todo tipo de tareas indispensables para poder luego trabajar en condiciones óptimas.
Empresas
En una empresa, una buena solución es tratar de bajar el ritmo de trabajo durante la temporada estival. Esto tiene un doble efecto positivo. Da descanso al personal con jornadas intensivas o fines de semana prolongados (viernes tarde libres) y también permite la salida del personal con rotaciones que se acoplen de forma natural al ciclo establecido.
Bajar el ritmo no es tarea fácil, pero hay formas de hacerlo
– Dar descanso a áreas inactivas en verano. Muchos proveedores dejan de suministrar, otros bajan el ritmo, y ese es el momento ideal para ofrecer un descanso a los equipos de compras, etc.
– Ampliar ligeramente los plazos de desarrollo o entrega. No nos equivoquemos, la mayoría de la gente piensa lo mismo y en general toda la actividad se ralentiza. Así que todos damos por normal el tener que esperar un poco más.
En todos los casos, pasar de una jornada laboral normal de 5+3 o 4+4 horas a una jornada intensiva de 7 u 8 horas también puede ser un buen complemento para organizar la temporada estival y disfrutar del verano.
¿Se te ocurren más cosas? Todo lo que sea una ayuda y creas que se pueda añadir será incorporado a este artículo.